Nuestros vecinos del Sur (nos voisins du sud)
AUTORA INVITADA: Inmaculada González
En Aranjuez, en un Centro Educativo Público, la'Escuela Oficial de Idiomas', una tarde de febrero del año 2005 empezó una aventura literaria con una única y simple pretensión:leer y comentar un libro de literatura de expresión francesa.
Pronto este par de verbos, acuciados por su soledad, atrajeron a otros muchos, como compartir, debatir, conocer, enriquecer, divertir, intercambiar, ampliar horizontes, invitar a otras culturas a sentarse con nosotros, en nuestras sillas de clase, alrededor de un libro.
Las condiciones para participar eran: tener dominio suficiente de francés, ser antiguo alumno de la Escuela, haber alcanzado el título de certificado de aptitud, amar la literatura y la lectura, y hacer gala de una actitud humilde de acercamiento a otra cultura, fuera de todo prejuicio.
Como profesora de este grupo de antiguos estudiantes, cada curso que pasaba, deseaba contar al final del camino, después de desarrollar una enseñanza repleta de exigencias formales, con la posibilidad de construir un nuevo inicio; un nuevo modo de ejercer mi tarea profesional. Se podía utilizar la lengua estudiada durante 5 ó 6 años, para despertar una motivación más intriseca: el placer y el valor de la creación.
Pues bien, el resultado de esta aventura ha puesto de manifesto que sí, que se puede, que hemos acertado. Es posible otro tipo de escuela, otra manera de hacer, de enseñar y aprender, y hay espacio para la pasión de comunicar y sentir colectivamente.Una lengua no es sólo un conjunto de estructuras acabadas o una traducción con ayuda de un diccionario. La comunicación va más allá de las palabras aprendidas.
Los libros no son historias empaquetadas sino vidas compartidas, complicidades entre gentes distintas, eslabones de unión entre paisajes e historias lejanas. El idioma puede unir ambas fortalezas, la lengua, su cultura y significado, y el establecimiento de vínculos culturales y geografícos en los que cada uno de nosotros se mueve por razón de origen o superviviencia.
El Atelier de Littérature Française –Taller de Literatura Francesa- que así se denomina esta actividad, ha ido evolucionando desde sus orígenes hace siete años y, poco a poco, se ha ido especializando en el estudio y difusión de la literatura marroquí de expresión francesa, si bien no de modo exclusivo.
¿La razón? Por un lado, la evidente riqueza literaria que existe en el país vecino y, por otro, el gran desconocimiento de su valor a este lado del Estrecho. De hecho, muchas de las obras más importantes y relevantes no son siquiera publicadas en nuestro país. Se nos abría la posibilidad de construir un puente entre culturas que contribuyera a superar el desconocimiento del otro, a superar viejos prejucios y tratar de aprender de otras realidades próximas. Leyendo lo que los demás leen, comprendemos su punto de vista, entendemos sus preocupaciones, llegamos a sentir como ellos.
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